
Pues Filio siempre ha sabido describir el momento, y más allá de eso, el sentimiento. Como cuando un olor te transporta y es capaz de revivir el cómo te sentiste.
¡Qué bien me haces! Y así quiero que te quedes aquí, con fragmentos de lo nuestro más feliz, de lo que hemos sido.
Como en el guión de una película, te veo en sueños el día en el que al fin te encontré, caminando de frente entre la multitud, y ya te sonreía desde lejos. Y todo alrededor se detenía.
Las primeras veces siempre son inolvidables, la llamada a las tres de la madrugada y un beso robado, la canción sonando en medio de las luces y el gentío, viejas confesiones a medianoche en el parque, y tu piel, cómo olvidar tu piel sobre mi mejilla y tu suave respiración al amanecer.
Cómo no haberte querido, si tú significas magia y esperanza, y cuando me transporto y cierro los ojos, sólo veo en mi mente el cielo azul, y basta para llenar mi espíritu de paz.
Quédate. Y quédate conmigo en el tiempo y el espacio, en aquella noche, en aquella calle, en aquel lugar.